Acerca de

Aymara Chacin

Soy venezolana, periodista de la UCV y parte integrante de la diáspora venezolana: una de las más notables obras del chavismo.

Fui reportera de Noticiero Venevisión por 6 años y luego me dediqué a la Comunicación Corporativa en Televen, por 17 años, hasta que decidí emigrar o cambiar unos problemas por otros, como diría Lorenzo Mendoza. Vine a EEUU con la visa aún en trámite y sin dominar perfectamente el inglés. Me vi inmersa en un divertido país multicultural. Me causaba gracia que a veces tampoco me entendieran los hispanos de otras nacionalidades. Un día, le comenté a un amigo mexicano que en Venezuela “mataba tigres” para tener un mayor ingreso y me preguntó intrigado: y qué hacías con los tigres? vendías la piel?” Decidí dejar los venezolanismos solo para los venezolanos.

Cuando ya no quise seguir esperando por la lotería de visas y se hizo imperiosa la necesidad de salir de Venezuela, viajé a EEUU a entrevistarme con dos abogados. Uno de ellos, quien le tramitaba la visa de inversionista a mi ex esposo, fue breve y lapidario: “si no tienes dinero para una visa de inversionista, no hay opción para ti”. Le consulté sobre la visa de talentos, ya que otros colegas la habían obtenido, y me dijo que esa visa es exclusiva para artistas, deportista y científicos supremamente eminentes con premios Nobel, Grammy o Pulitzer. Me desplomé momentáneamente porque no tengo nada de eso. Decidí ir por otra opinión y al día siguiente estaba en el despacho del abogado Gil Brito, especialista en visas O1 o talentos especiales (http://beltranbrito.com/). El examinó mi carrera y los modestos éxitos logrados. Me explicó que hay mucho desconocimiento sobre esta clase de visa y que yo sí podía optar por ella con posibilidad de obtenerla. No me lo garantizaba pero decidí correr el riesgo. Me pidió cartas de recomendación, pruebas de algunos pocos premios que obtuve y construyó mi expediente en un proceso que duró 9 meses. Con su asesoría, el Servicio de Inmigración de EEUU, el 12 junio de 2015, me concedió el permiso de trabajo por tres anos, con posibilidad de renovación. Este proceso me sacó más canas y 6 mil 800 dolares de la cuenta (5000 abogado, 1500 por proceso expedito y 300 por la visa 03 de mi hija). Me gusta decir el costo con la única intención de que podamos comparar precios, ya que algunos venezolanos han sido blanco de usura en nuestros procesos migratorios.

Incluso desde antes de emigrar, cuando venía de visita a Estados Unidos, me dedicaba a escuchar las diferentes historias de compatriotas emigrantes y en charlas informales los entrevistaba sobre cómo obtuvieron la legalidad y la estabilidad económica. Mi interés era periodístico inicialmente, pero también personal: quería saber si alguna de esas historias me daba mágicamente una fórmula para mi caso. Escuchando tantas travesías, algunas salpicadas de viveza criolla, otras muchas heroicas, emprendidas por profesionales inteligentes, cargadas de indudable ingenio y todas con mucho sacrificio, pensé que debían quedar registradas y esa fue la génesis de este blog.

Me dedico desde entonces a “cazar” venezolanos en suelo norteamericano: es una modalidad de “matar tigres” pero no con intención de lucro, sino de ayuda entre compatriotas especialistas en recibir inmigrantes, pero completamente inexpertos en emigrar.

Guayoyo.Today

“Tu lugar no es el nido donde naces sino el cielo que vuelas” así reza un refrán popular mexicano y da pie para explicar la intención de este blog que no es más que contabilizar y describir las horas de vuelo de los venezolanos en cielo norteamericano, sin dejar a un lado la historia humana del desapego del nido, pero poniendo mucha más importancia en el vuelo mismo, dejando su registro como quien deja semillas en el camino para que otro pueda andarlo más fácilmente o recontarlo sin olvidar cada paso.

Quienes ya comenzaron a caminar por estos senderos, tienen mucho que compartir, incluso para quienes se quedaron en el nido. Aquí no hay nada de política ni de la situación que nos obliga hoy a estar aquí. Guayoyo.Today se centra más bien en como esa crisis parió -literalmente- unos casos exitosos. Quiero contar la historia de gente que hizo de una crisis una oportunidad. Quiero que la gente sepa cuáles características, qué valores, qué fortalezas, tienen esos venezolanos exitosos. En Guayoyo.Today es bienvenida tu historia, si la quieres compartir.

Espero que esta modesta recopilación de las vivencias venezolanas en suelo norteño, inspire, eduque, oriente y les sea provechosa como el rico Guayoyito venezolano que tomamos para enfrentar el día, ese mismo Guayoyo que necesitamos aquí para seguir echándole pichón.